8.5.06

COMO UN SUICIDA ASOMADO


...negro era aquel bar
donde se esconden los malditos
de los amaneceres,
de los repartidores de periódicos,
de las agujas del sol, del amor del prójimo...

Como un suicida asomado
al borde del precipicio,
amontonando maldiciones
sobre la barra de aluminio.

Temblaba en sus ojos el humo de mil cigarros...
Alguien me contó que llevaba cien días... en aquel bar,

pidiendo fuego o alguna pista
que le ayudara a encontrar
la luz dentro del laberinto,
el mapa donde está escondido,
el mar donde arden las promesas,
donde solías naufragar.

...jurando no salir con vida,
sellando todas las salidas,
buscando en un mar de ginebra
una playa en la que encallar.


Ayer fue parte del noticiero un hombre como cualquiera que se atrincheró en uno de mis cafés santiaguinos favoritos, el Café de las Artes.

Fuera de si, o en si mismo, expulsó a los empleados y comenzó su revolución, extrajo sus demonios a la luz del sol y mandó literalmente todo a la cresta. Hizo mierda los ventanales, las sillas y las mesas, arrojó todo lo que interrumpía su paso como si quisiera hacer un collage con todos los elementos.

Se ofreció como carne de matadero y justificó su cuello con dos largos cuchillos cocineros, mientras desafiaba a la policía pidiendo la muerte.

No escuchó ni súplicas ni ruegos, las fieras no son dóciles cuando escapan de sus barrotes y los infiernos desbordados no se apagan con agua.

Vociferó y escupió desde el alma, laceró sus brazos, dio caminatas de preso y en su absurda artística performance habló por teléfono y le ofreció una bebida a un paco y a su hermano que acudió a su rescate.

Todos olvidarán el hecho que encabezó
las páginas policiales del día 8 de mayo. Pero Renato Contador y su día de furia es un síntoma social, un referente crudo del hastío, de la tortura que hay en nuestras mentes, de la drogodependencia que anula, de la soledad oscura y fría, del desamor manifiesto en el alma y en el cuerpo.

Ismael lo contó a su manera hace algún tiempo en el caso de una mujer desamada, perdida y entregada al artificio de todos los vicios.

Hoy este hombre salió con vida gracias a su hermano. Nadie ahondó en el dolor que hay en su furia, sin embargo, todos se preocupan del por qué no fue encarcelado o internado en un centro de salud.

Porque? Por que no somos capaces de enfrentar la locura y el desquicio, estamos en una sociedad indolente dónde lo anormal se banaliza, se morbosea, se aísla, se encierra y se olvida.

Como decir, como contar que esto también me pone furiosa.

2 ¿Algo que decir?...

At 5/08/2006 12:05 p. m., Blogger LostCause dijo...

no es extraño, nuestro mundo solo puede resisitr la vida anestesiado, cuando la pudriciòn es demasiada, sólo te queda vivir al margen.


Un beso amiga

 
At 5/08/2006 3:35 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hace un par de años que acumulo horas de furia, días de locura, meses de hastío...en fin un par de años cargados de desquicios y desamores. Puede ser que mis dolores sirvan para los titulares de algún diario o para los pasillos de algún hospital...

 

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