FAUNA URBANA (Es de antología)

Un fin de semana de estos invernales en que no hay mucho que hacer pero si mucho que decir, estábamos con mi amiga Paula (yunta de peripecias varias tales como, llegar a cumpleaños equivocados (y saludar a todos los invitados) pinchar con un par de reliquias académicas españolas, almorzar en las mejores picadas porteñas, huir de un pervertido en las montañas, bailar en la bodeguita de Julio con un representante totalmente autóctono de la isla, además de muchas y muchas horas ocio capitalino que no detallaré en esta ocasión) bueno, estábamos haciendo hora en el auto mientras empezaba la obra de teatro que habiamos ido a ver.
La amena charla era surtida, con frases a medio terminar como siempre y del más amplio espectro temático, cuando mi querida amiga me interrumpe para hacerme el típico comentario de mina en vitrineo
La amena charla era surtida, con frases a medio terminar como siempre y del más amplio espectro temático, cuando mi querida amiga me interrumpe para hacerme el típico comentario de mina en vitrineo
– uyy en ese auto que se va a estacionar adelante vienen dos minos, pero no los vi bien..
Acto seguido y en actitud de alerta, observamos cuales gatas a la carnicería, hasta que el Suziki Ignis se estacionara lentamente. Tras medio minuto descendió el copiloto, el que fue auscultado por ambas en integridad.
- Mmm, no esta mal, medio desgarbado.
- mm, si pero es pendejo
- No tanto...
- No, pero por la pinta debe ser universitario medio intelectualoide.
- Si puede ser, esperemos que se baje el conductor pa’ ver como está.
- mm, si pero es pendejo
- No tanto...
- No, pero por la pinta debe ser universitario medio intelectualoide.
- Si puede ser, esperemos que se baje el conductor pa’ ver como está.
El conductor se tomo su tiempo, y se bajo lentamente. Nuevamente nuestro avezados ojos, escasearon cual pupila de Terminator, la humanidad de El conductor, rubio deslavado, bien vestido y con sobrepeso, pero aprobado para un caso de urgencia fisiológica.
- No yo me quedaría con el flaquito
- Bueno yo me sacrificaría con el conductor.
Como si las acciones en cámara lenta de los minos no hubiesen sido suficientes para nuestra tasación, el conductor guardó algo en el portamaletas y expuso su cara posterior ante nuestras narices...
- ...pero no tiene poto
- Bueno pero eso tiene arreglo...
Continuábamos con nuestra milimétrica revisión. Obviamente ellos serían espectadores de la misma obra que nosotras y se preparaban para ingresar al recinto
- No tienen pinta de compañeros de universidad, por que el conductor esta muy arreglado...
- No, pero pueden ser amigos
- Si pueden ser, en tal caso ya están super claros de que los estamos mirando
- bueno, pero estamos en el auto, que tanto..
Acto seguido, conectan la alarma del auto y enfilan hacia la entrada del teatro. Me giro un poco, los miro de reojo y se rompe la ilusión.
Se abrazan y se dan un tremendo ósculo de mariones apasionados, ¿qué tal? Ojo clínico. (Paula anótala para la antología).