SEGUIR AL LOCO

Que capacidad tenemos para enfrentarnos a los cambios cuando la vida o el destino nos tira pelotazos para ver que tan buenos arqueros somos, que atajamos, que dejamos pasar, que nos derriba?
El juego de la vida, la muerte y el tiempo no se han conformado con dejar huellas físicas en la provincia del cuerpo y en el territorio del alma, sino que han marcado el proceso en la geografía de mi casa estudio hogar.
Pasó un huracán que desvistió las paredes y los cielos, mis muros ahora son lila y azul, todo tiene un nuevo lugar. Aun no me acostumbro a los espacios, pero como ahora nada es igual que antes, también me deberé acostumbrar a los cambios físicos.
Las mayores transformaciones las han sufrido los lugares olvidados de la casa, una habitación dónde se arrumbaban cosas y más cosas, hoy tiene el color del mar arrecife y es el lugar dónde sueña cosas bellas mi cosita hermosa, mi bebe.
Los cambios más profundos están en otro espacio con características de lugar segundario, un baño pequeño al que le extirparon todos sus artefactos. Quedó desnudo. Además han golpeado sus paredes destruyendo sus baldosas de otros tiempos, lo que antes era muro cubierto ahora es escombro, tierra, olvido de lo que fue. Es cierto no es más que un baño pero de cierta manera representa lo que hay que hacer a veces en la vida.
El juego de la vida, la muerte y el tiempo no se han conformado con dejar huellas físicas en la provincia del cuerpo y en el territorio del alma, sino que han marcado el proceso en la geografía de mi casa estudio hogar.
Pasó un huracán que desvistió las paredes y los cielos, mis muros ahora son lila y azul, todo tiene un nuevo lugar. Aun no me acostumbro a los espacios, pero como ahora nada es igual que antes, también me deberé acostumbrar a los cambios físicos.
Las mayores transformaciones las han sufrido los lugares olvidados de la casa, una habitación dónde se arrumbaban cosas y más cosas, hoy tiene el color del mar arrecife y es el lugar dónde sueña cosas bellas mi cosita hermosa, mi bebe.
Los cambios más profundos están en otro espacio con características de lugar segundario, un baño pequeño al que le extirparon todos sus artefactos. Quedó desnudo. Además han golpeado sus paredes destruyendo sus baldosas de otros tiempos, lo que antes era muro cubierto ahora es escombro, tierra, olvido de lo que fue. Es cierto no es más que un baño pero de cierta manera representa lo que hay que hacer a veces en la vida.
Lo que mismo que debiera hacer ahora, y no lo hago solo por tener una seguridad superficial, por esta porfía que tengo en el ADN, por no bajar la guardia, por no dar en el gusto.
Es que también cuesta dejar lo que nos produce costumbre, dejar los lugares donde creamos hábitos aunque nos produzca desidia. Hay cosas más complejas como quienes permanecen junto a otros por la misma costumbre, por la presión, por que no es bien visto socialmente andar de a uno, por honor a lo que alguna vez fue o por hábito. En ambos casos es igualmente triste.
No sé si la vida, la sociedad o el país en que nos tocó nacer, nos vuelve perezosos en medios de nuestras seguridades y certezas. Cuesta saltar con los ojos cerrados, cuesta cambiar y derribar muros, cuesta cerrar la puerta por fuera o soltar la mano. Tenemos miedo a los derrumbes y a los escombros, estamos asustados cuando se levanta tierra, y eso es lo que no nos deja pensar positivamente ante lo no trazado. No sabemos poner la incertidumbre a nuestro favor y hacer el viaje del loco.
Hay cambios y muchos, me han empujado a algunos abismos y he caído en un bello camino. No se si en algún momento cerraré los ojos para saltar desde mi bolsillo, pero en mi incertidumbre tengo la certeza, de que pase lo que pase será lo mejor después del vendaval.